Por Licenciada María Ester Esponda
Se denomina folclore, folclor o folklore (del inglés folk, “pueblo”, y lore, “acervo”,“saber” o “conocimiento”) al conjunto de expresiones de la cultura compartida por un grupo particular de personas. La cultura folklórica es la que nos da identidad frente a otros pueblos, y es necesario fortalecerla. Incluye las tradiciones comunes a esa cultura, subcultura o grupo. Abarca tradiciones orales como cuentos, leyendas, proverbios, chistes, música tradicional, etc; y cultura material como construcciones, juguetes, comidas, vestimenta, artesanías, etc. Del folclore también forman parte las tradiciones, las formas, las costumbres, creencias, prácticas y rituales de las celebraciones como la Navidad, las bodas, los ritos de iniciación, los cumpleaños, las reuniones familiares, etc.
Es esencial la transmisión de estos elementos de una región a otra o de una generación a otra. El folclore no es algo que se pueda obtener a través de un estudio académico o del estudio de las bellas artes. Estas tradiciones se transmiten de manera informal de un individuo a otro, ya sea oralmente o mediante la demostración. Como es un saber del pueblo, generalmente se desconocen sus orígenes o su autor/x. Lo que se puede establecer es quién o quiénes recopilaron o rescataron tradiciones para hacer un registro y que no se pierdan con el tiempo.
El doctor Augusto Raúl Cortazar, en su «Confluencias Culturales en el Folklore Argentino», establece qué condiciones se requieren para que un hecho sea folklórico. Es folklórico lo que sobrevive, aquello que destaca sus rasgos en la memoria popular a despecho del esfumino del tiempo.
En 1960, la Unesco designó el 22 de agosto de cada año como Día Mundial del Folclore como reconocimiento a William Thoms, creador del término folclore.
El día nacional del folclorista en Argentina es el 29 de mayo, en recuerdo del nacimiento del músico y compositor santiagueño Andrés Chazarreta, considerado el “patriarca del folclore”.
Al hablar de las danzas folklóricas, no podemos dejar de mencionar que generalmente no son bailadas por la aristocracia sino por la gente del pueblo y también es necesario resaltar que este tipo de baile ha dado lugar en muchos casos a nuevos bailes modernos. Este tipo de danzas se realiza especialmente durante acontecimientos sociales como fiestas y conmemoraciones. Lxs más jóvenes aprenden al ver bailar a lxs mayores, quienes se encargan de enseñar los secretos de cada danza para perpetuar la tradición.
Es muy extensa la bibliografía sobre nuestras danzas y sus orígenes. En general podría decirse que muchas de ellas fueron las danzas populares españolas que llegaron a nuestro continente, algunas se mezclaron con los bailes aborígenes y con los africanos, otras sintieron la influencia del medio geográfico. Lo importante es que sobrevivieron hasta hoy y siempre fueron populares.
Para incorporar el folclore en la regionalización de la enseñanza es importante recuperar la ronda como dispositivo pedagógico didáctico que contribuye a que cada experiencia sea un aporte a la construcción del conocimiento colectivo, dando relevancia a lo particular de cada estudiante, pero preponderando al grupo por sobre las individualidades; revitalizando valores ancestrales de nuestros pueblos latinoamericanos de profundas prácticas hacia el respeto por la biodiversidad, la ecología y los rituales populares que tienen su origen en la circularidad. Además, el poder reconocernos entre nosotrxs en ronda facilita el aprendizaje de las danzas en parejas al ampliar las posibilidades de vínculos, rompiendo con la heteronormativa del formato binario único varón-mujer.
Es necesario salir de paradigmas rígidos, sólidos, con valores exclusivos y excluyentes. Desarticular estructuras fijas para volverlas flexibles y adaptables a las necesidades de cada estudiante. Atendiendo las particularidades plurinacionales de la comunidad educativa en la cual estamos insertas, y haciéndonos partícipes de una cultura que se co-crea desde las tradiciones, la diversidad y la posibilidad de pensarse dentro de un grupo social y geopolítico aún más grande denominado Latinoamérica.
Necesitamos confrontar con la idea de trasmisión de la cultura folclórica de enciclopedia o pieza de museo, ajenas a nuestra vida cotidiana. Cuestionarnos, resignificarnos y deconstruirnos es parte de nuestra tarea como docentes. Crear y pensar otras formas de ser desde el folclore y como sujetxs sociales de derecho, con perspectiva de género e identidad latinoamericanista.
La danza es un lenguaje simbólico, de carácter metafórico y una forma particular de conocimiento que contribuye al pensamiento divergente y al desarrollo de la capacidad de abstracción. La implementación de más espacios curriculares para la cultura folclórica resulta clave e indispensable para la difusión y la vigencia de las tradiciones en la sociedad, y para el desarrollo integral de lxs estudiantes.